¿Está bien que debemos conformarnos con un par de zapatos? O, ¿está mal desear tener muchos zapatos? Se cuenta, por ejemplo, que Imelda Marcos, expresidenta de Filipinas, tenía mil pares de zapatos.
Un poco cansada, con las compras deformando la nueva bolsa de malla, Ana subió al tranvía. Depositó la bolsa sobre las rodillas y el tranvía comenzó a andar.