Literatura Guerrerense | José Antonio Urbina Bello

LOS MOTIVOS DE GOCHE

 

¡Amigas y amigos muy buenas noches!... Mi nombre: Goche. Ando lejos de mi tierra, vengo pues desde la sierra y a pata, si no tuve pa´l camión, iba yo a venirme coche. Pero el principal motivo por el cual me “aiga” yo aquí entrometido, es plantearles mi problema y que si no me da pena: “arta”, pero me lo aguanto, yo sé que no he sido un santo, eso nadita lo dudo, pero de que sea tarugo no me entra muy bien el peine.

Ando buscando consejos, que me cambie pues la suerte; mi apá decía que la muerte escoge a los más pendejos… éso yo lo veo muy lejos de la triste “realida” o ¿sería “casualida” que cuando lo corneó el chivo, mi apá siendo pues tan vivo dejó a doce en la “orfandá”.
 

Desde que yo era chiquillo… “ansinita” bien “guachillo”, he “traido” el santo de espalda, como no hay pero que valga tomo pues mis precauciones… y no “jayo” las razones con esta cabeza hueca porque tantos “trompezones”, “manque” busque las “occiones” me salen las cosas chuecas. Por ejemplo, cuando “guache”, se me perdían los “guaraches” nunca pinche los “jayaba”, a veces hasta lloraba de la pura “decección”.

Una vez… esa ocasión… hoy me acuerdo y me da risa… hasta perdí la camisa “jijuelachia”: fue en tiempos pues de la burras… la metí a unos matorrales, aquí en estos zacatales - dije -yo aquí quién me ve… ¿y que creen? Me equivoqué: estaba yo en pleno “güelo” y que arriendo “así”, pa´l suelo… ¡no estaba uno allí zurrando!

 

Cuando me hice jovencito, ya así pues “varejoncito”, me le fijaba a las guachas: que si las chiches, que si las nachas…

 Un día me dijo mi apá: “a ver hijo”, ven “pa´cá”: “las verijas… todititas son iguales, fíjate de quién son hijas… hay mucha vieja canija que esconde sus sentimientos, es como comer tamales, trayen lo güeno por dentro o ¿tú te tragas las hojas? ¿Queres una mujer floja que ni te haga el bastimento?


Y yo… cuando “vide” a la Rosaura, “verdá” de Dios sentí un aura que le dio luz a mi vida: pensaba en ella despierto, en las noches no dormía y con los ojos abiertos soñaba que era mía… y no pasó mucho tiempo, allá arriba hace pues frío, que tamal ni bastimento Rosa se “juyó” conmigo.

 

Aquello era bien bonito… yo me salía tempranito, a buscar pues pa´la papa… nos hicimos de una vaca y “ai” iba el capitalito. Aunque a veces mi Rosaura si se portaba bien rara, mi pedía que le jurara que nunca la iba a dejar:

--¡Si te llegan a chismear, tú no creas en los mitotes!... si a mí me gustara el trote ¿crees que no aguantaría esta vida…? 

Yo no nací pa´sufrida pero por tu amor me aguanto.

Y si tenía pues sus encantos “ansina” me convencía… aunque a veces me dolía, sobre todo por las noches cuando quería meter mano:

-¡Ya vas a empezar pues Goche!

 Y era recibir reveses, “artas” veces se negaba… después de dos o tres meses, “verda” de Dios le rogaba.

Una vez de madrugada se despertó muy contenta… “tienta GOCHE, GOCHE tienta, por fin vas a ser papá.”

Amigos yo la “verdá” si sentí “retiarto” gusto… me lo imaginé robusto con el nombre de mi apá.

Pero un día llegué a medio día y la sentí muy nerviosa… comenzó a decirme cosas que la “verda” no entendía: “que si la naturaleza, que si el color de las aves y es que a lo mejor no sabes que luego le da pereza y también dice “ai… “se va”... y no es por “casualidá” ¿”vites al perro barcino? No digamos que es muy fino, pero tiene lo suyo y luce con orgullo las mordidas en el pecho, todo por andar de arrecho con la perra del vecino, vaya digo: no es pues fino, pero es pues el mejor y ni uno salió barcino, salieron de otro color… y luego la gente duda de las mujeres decentes, porque “a güevo” la criatura, a de “sacarle” a un pariente.

Que me pongo a hacer memoria… cuentas pues con la cabeza. Que tiene que ver tu historia con la tal naturaleza… “procúpate” por el guache, ¿no estarás como mi prima? Que “anque” no ande en las espinas, se “requinta” los guaraches.

Como vivir del cuento, de José Antonio Urbina Bello
Querer vivir del cuento, del escritor José Antonio Urbina Bello

Ya se me está poniendo “arto”, pero llegó el día del parto y todo se “iluminó”. Cuando el chamaco “chilló”, les grité: ¡Que me le hicieron! Y “pos” nada, que le dieron su chingadazo en la nalga. Me lo enseñaron de espalda, “taba…” de “güen” tamañito… pero no era morenito… y me le fui a las talegas, allí el color si no falla, que le agarro los “güevitos”: eran güeritos, güeritos, no tenían “nenguna” raya.

 Después, la Rosamy yo si “podíanos”, con tantito nos “peliábanos”.

-¡Pero si es igualito… “ai volvites” a nacer!
 

Mi´jo” tiene sus ojitos azulitos como el cielo y luego todo su pelo se le hacen muchos ricitos y tiene dos lunarcitos justito “aquí”, en la nuca.

 

 Un día me dijo la ruca: -Ya sé el por qué de tu duda… toma en cuenta las edades, en el niño son lunares, las tuyas ya son verrugas, pero son “chiquititas”.
 

 Yo me arrimaba cerquita, torcido “así” en el espejo… “endejo” quería verme los lunares.

 

 Así me halló Don Alejo: -¡Eres o te haces pendejo, pinche GOCHE COLMENAREZ! ¿Quieres ver esos lunares?... vete frente del mercado con el que vende los bules, tiene los ojos azules y los pelos enchinados.

 

Yo me tragué aquel coraje… y no es que me hiciera “guaje”, que culpa tenía mi niño si él era todo cariño, ¿por qué yo iba a hacerle daño?

Cuando cumplió 14 años, se puso, “abrón”, más bonito “hijodelachia”. Pero empecé a hacer coraje: quería siempre andar de traje y caminaba bien “rarito”... yo no tenía “guaraches”, pero “quero” un chingo al “guache” que le hacer que sea jotito.

 

Y “ai” seguía con la Rosaura, entre gritos y jalones… no “teníanos” relaciones, todo era pura costumbre, digo: si nunca hubo aquella lumbre, de donde pues las cenizas y “ai andábanos” sin prisa, muy cada quien con sus cosas… con más coraje que risa, ella decía: -soy su esposa -”pos” yo decía: “soy su marido”.

 

Un día llegó cariñosa: -¡Mira mi amor, tu esposa ya encargó otro regalito! -


Y se tallaba la panza… yo creo que con la esperanza que yo estuviera güilito. Que la “aviento” y que me quito… ¡Otra vez pues la “cagates”...! Dime que los chilpayates las viejas los hacen solas… haber como te haces bola: yo de aquí me voy muy lejos… me voy pa´”Ziguatanejo” y ni pienses en buscarme, alguien tiene que ayudarme, con remedios o consejos… “a güevo voy a quitarme la maña de ser pendejo.


Después me vi en el espejo y dije: “que pendejo soy…” de todos modos me voy, vale madres que ´ste lejos… de que sirve si me quejo, si al cabo ni me hace caso… como adiós le di un abrazo, no había nada que decir… si le gustaba mentir; discutir no tenía caso, esa fue mi despedida: señal de nunca volver.


Cuando uno da a la mujer: alma, corazón y vida… los defectos se te olvidan, todo se vuelve querer y me puse a recorrer el polvoriento camino, buscando un nuevo destino donde pudiera olvidar… porque tanto perdonar, eso le toca al Divino.

 

Ya recorriendo el camino me dio pues por recordar como llegué a amarla tanto y luego aquel desencanto al saber que andaba mal… yo bien la llegué a “tantiar”, pero era puro tanteo o me faltarían pues “güevos” pa´poderle reclamar… yo digo que tanto amar, “güelve” a uno sordo y ciego, y luego entra pues el miedo que un día te llegue a largar.

De dolor quería cantar pero me dolía el pescuezo, como me dio por llorar sentía el buche, grueso, grueso… luego había que caminar y me puse a recordar todo aquel tiempo vivído y cosas que había sabido pero no quería “asectar”... el que no sepa de amor, que no diga que ha sufrido… queriendo encontrar olvido me puse pues a hilvanar todo lo que había vivido y que me pongo cantar… un día lo voy a grabar porque parece corrido.


 

Ya me voy con la esperanza

que te “queras” componer,

te adoro como mujer

pero no eran mías las panzas.


 

Yo sé que me voy muy lejos,

me voy llorando, gimiendo…

no “quero” que sigas viendo,

a GOCHE como a un pendejo.


 

Tu cuida de los chamacos,

aunque no sean míos los “quero”

y te mandaré dinero

para que les compres trapos.


 

Tu dale vuelo a la hilacha,

por mí ya no sientas pena…

yo te “creiba” mujer buena,

pero mi saliste gacha.


 

Si te hacen otro chamaco,

es cosa que no me importa…

al cabo salen baratos,

no se llenan con diez tortas.


 

¿”Creyees” que voy a volver?

espérame pues sentada…

si me lleva la chingada,

tú ya tienes tu querer.


 

Pero si llego a volver,

sabrás que ya no te “quero”...

locuras tuyas de ayer,

que te las perdone un perro.


 

Mero” para ti era fácil,

decirme: mi amor te “quero”

te atarragabas de besos,

que te daba otro culero.


 

Allí te quedas… adiós,

la “verda” me voy dolido…

tal vez porque has sido tú, 

la mujer que yo he querido.


 

Si una vez te prometí,

que no te echaría al olvido…

hoy te digo arrepentido,

que ya me olvidé de ti.


 

No intentaré regresar,

es por el bien de los dos…

tú nunca vas a cambiar

y cuernos nomas son dos.






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José Antonio Urbina Bello
José Antonio Urbina Bello, escritor.

José Antonio Urbina Bello

Originario de El Cabritero, Gro., y avencidado en Zihuatanejo desde 1968. Literario regionalista y escritor de lenguaje sencillo, llano y rasposo para las interpretaciones más agudas de nuestro suelo costeño. Con el corazón en la mano, Toño Urbina dedica especialmente a las generaciones juveniles y adultas del conglomerado humano esta obra literaria donde se enuncian: recuerdos, vivencias y experiencias del rescate histórico y literario de la comunidad costeña.