Tiempos compartidos

Escrita y dirigida por  Sebastián Hofmann Tiempo compartido es una película compleja de entender, porque vacila entre la  comedia, el suspenso  y la fantasía, partiendo de un guión no tiene un punto de vista definitivo. A partir de las dinámicas habituales que implican las vacaciones en un destino aparentemente paradisiaco, todo es sugerido,  no hay nada claro.

Como protagonistas este Pedro y Andrés, uno con más peso comercial que otro, aunque el segundo logra ser  profundamente inquietante y completamente impredecible.
Andrés y su esposa traen en si una historia, la interacción entre ellos promete mucho, son un gran pretexto para sumergirnos en las dinámicas del hotel y ver los espacios exclusivos para los empleados. 
 
Previo al desenlace final, Pedro parece justificar la línea argumental de la película,  diciendo que  “los grandes conglomerados se meten a nuestra vida para hacer comercio de ella”.  
Podemos creer entonces que la película no plantea una historia en sí, sino una metáfora al estilo de humor negro; intentando hacer una crítica asía  la felicidad sintética;  maquillando lo que es un verdadero infierno en donde debemos parecer felices.
 
Entonces, …puede que el director no plantee una historia en sí, sino una intención. La intención de darle piezas al espectador para que arme, mueva y construya su propia interpretación.
Finalmente el cine va más allá de contar historias y al igual que los acertijos hacen trabajar la materia gris; el cine tiene la capacidad de replantear la misma realidad al hacernos pensar en ella.
 
Pero…buena o mala, da la sensación de que es una película incompleta. Esto por los elementos que plantea en el inicio y la ausencia de sustancia para concluir.
 
 
Pues a pesar de que sabemos que Andrés está inmerso en una tragedia familiar y Pedro tiene problemas maritales y que su oportunidad de mejorarlos es boicoteada por la situación en la que la empresa lo puso al sobrevender su reservación a otra familia,  la trama es incompetente en la cuestión de tener muchas escenas, muchos subtemas que parecen ser parte de la decoración de fondo, no logran ser aterrizados y no hay algo que los justifique más allá de los diálogos divagantes de los personajes el principio genera mucho contenido terminando siendo muchos hilos sin cocer.
 
Por bien actuados que estén las interpretaciones de Luis Gerardo Méndez y sobretodo de Miguel Rodarte, no hay profundidad en los personajes varias de sus acciones tienen huecos argumentales, hay un sobrecargo de imágenes muy bonitas para postales porque para el arco dramático que no van a ningún lado.
 
Intencionado o no, esta película tiene la capacidad de ser odiada o alabada por que al no tener nada claro hay una ola de mismísimo que puede llegar a inquietar.
 
Como ejercicio contemplativo y de deconstrucción les recomiendo ver Tiempos compartidos,  la puedes encontrar en la plataforma Netflix.