Esta es una de las tantas experiencias de las mujeres en Zihuatanejo, la inmanencia con el suelo. La temperatura acentúa nuestra necesidad de contacto con la tierra, con su frescura. La prisa, el “quehacer” y los trayectos al trabajo, a la estética, a la veterinaria, a los puestos, los hoteles, a las escuelas de las y los hijos, a la propia escuela: la prepa, la secu, la uni, la calle, la venta en el mercado. El desayuno para los pescadores y la limpieza misma del pescado ¿Qué nos hace pensar en nosotras y en nuestras coincidencias?