Las palabras son hijas de la vida

DIEZ POEMAS DE LA REVOLUCIÓN

 

 

La falta de una poesía de la Revolución -que en analogía al concepto de novela de la Revolución y en atención a la conocida distinción establecida por Bernardo Ortiz de Montellano (1930) no debe confundirse con una poesía (estéticamente) revolucionaria. Para la mayoría de autores, lectores y críticos, la renovación modernista había empezado con la poesía, y no en último lugar porque ésta -también en respuesta a la posición supuestamente marginada que ocupaba en la sociedad burguesa- había rechazado seguir cumpliendo las exigencias de compromiso extraestético, sea éste de índole moral, didáctico, religioso o cívico-social.

En México, cabe recordar, existía una larga tradición de poesía patriótica, como vertiente particular del subgénero de la llamada poesía civil o cívica, que durante todo el s. XIX y principios del s. XX se cultivaba en todo el ámbito hispánico -y que por lo menos al principio hubiera configurado el género idóneo para tratar el tema de la Revolución. 


La revolución mexicana aparte de ser un acontecimiento social relevante también tuvo impacto en lo artístico, en artes visuales surgió el muralismo, en las letras tuvo grandes cuentos, novelas y poemas, como los que se enumeran a continuación:


 

Octavio Paz /Canción mexicana

 

Mi abuelo, al tomar café,

me hablaba de Juárez y Porfirio,

los zuavos y los plateados.

Y el mantel olía a pólvora.


 

Mi padre, al tomar la copa,

me hablaba de Zapata y Villa,

Soto y Gama y los Flores Magón.

Y el mantel olía a pólvora.


 

Yo me quedo callado:

¿de quién podría hablar?


 

* *     * * *   * *


 

Carlos Pellicer /20 de noviembre

 

¿La Revolución?

No se detiene nunca, siempre tiene que hacer.

Es la lucha de todos los días contra nosotros mismos.

Contra el egoísmo, contra las ambiciones desmedidas.

Contra la indiferencia, contra la hipocresía.

La verdadera alegría es dar,

pelear por los que tienen hambre,

regar una planta,

apartar una piedra en el camino.

Formar parte de la Revolución

es no estar nunca al margen de lo que se necesita.

Abrir la ventana para que entre la luz,

cerrar la puerta a la traición

que de todo lo malo será siempre lo peor.

Aunque parezca hermoso, el pantano es traición.


 

La Revolución somos nosotros

porque nosotros somos México,

porque somos Nuestra América,

una inmensa nación a la que dio Bolívar

la orientación eterna, de unidad y de amor.

Unir a Nuestra América por la Revolución

que quiere para todos la justicia social.

Mientras el campesino viva mal

es porque nuestro egoísmo

es tan grande como su pobreza.

En toda Nuestra América los campesinos viven mal.

Ellos nos dan de comer,

sus dedos son de trigo y de maíz,

ven nacer al becerrito...,

y comen mal y viven mal.

Nuestro egoísmo

es del tamaño de su pobreza.


 

Hidalgo y Morelos,

Madero y Zapata,

Aquiles Serdán y Flores Magón,

murieron por dar vida

a los que casi no la tienen

porque nuestro egoísmo

es del tamaño de su pobreza.


 

De los huesos de los mártires,

una tarde de verano, después de la lluvia,

siempre hay una mata de maíz que nos dice,

¿por que de todas nosotras

solamente unas cuantas se quedan aquí?

Quiero con toda el alma

Que algún día estas palabras

No sigan escribiéndose.


 

* *     * * *   * *


 

Salvador Novo / Revolución, Revolución (fragmento)

 

siguen los héroes vestidos de marionetas,

vestidos con palabras signaléticas,

el usurpador Huerta

y la Revolución triunfante,

don Venustiano disfrazado con barbas y anteojos

como en una novela policiaca primitiva

y la Revolución Constitucionalista,

Obregón, que tiró la piedra y escondió la mano

y la Revolución triunfante de nuevo,

la Era de las Instituciones,

el Mensaje a la Nación,

las enseñanzas agrarias del nuevo caudillo suriano,

el Jefe Máximo de la Revolución,

y el Instituto Político de la Revolución,

los Postulados de la Revolución,

los intereses colectivos,

la clase laborante y el proletariado organizado,

la ideología clasista,

los intelectuales revolucionarios,

los pensadores al servicio del proletariado,

el campesinaje mexicano,

la Villa Álvaro Obregón, con su monumento,

y el Monumento a la Revolución.


 

La literatura de la Revolución,

la poesía revolucionaria

alrededor de tres o cuatro anécdotas de Villa

y el florecimiento de los maussers,

las rúbricas del lazo, la soldadura,

las cartucheras y las mazorcas,

la hoz y el Sol, hermano pintor proletario,

los corridos y las canciones del campesino

y el overol azul del cielo,

la sirena estrangulada de la fábrica

y el ritmo nuevo de los martillos

de los hermanos obreros

y los parches verdes de los ejidos

de que los hermanos campesinos

han echado al espantapájaro del cura.


 

Los folletos de propaganda revolucionaria,

el Gobierno al servicio del proletariado,

los intelectuales proletarios al servicio del Gobierno

los radios al servicio de los intelectuales proletarios

al servicio del Gobierno de la Revolución

para repetir incesantemente sus postulados

hasta que se graben en las mentes de los proletarios

de los proletarios que tengan radio y los escuchen.


 

Crece el tiempo en silencio,

hojas de hierba, polvo de las tumbas

que agitan apenas la palabra.


 

* *     * * *   * *


 

Efraín Huerta /Tortuga 1910

 

La mexicana

Es la única

Revolución

Que ha girado

Como loca

A 45

Revoluciones

Por sexenio



 

Sin título

 

En

La

Calle

Deben

Pasar

Cosas

Extraordinarias

Por

Ejemplo

La

Revolución.


 

* *     * * *   * *


 

Salvador (Chava) Flores /Ahí viene el tren

 

Ahí viene el tren, ahí viene el tren,

ahí viene el tren con los soldados que trae Villa;

de aquí se ven, de aquí se ven

que en los vagones van sentados o en cuclillas.

Ahí viene el tren, ahí viene el tren,

los federales de este lado los esperan.

Dentro de un rato empezará la balacera,

mira ya a la soldadera

que se agita allá en el tren.

Ya los pelones se emboscaron

y hasta creo que le sacaron

porque ahí viene, ahí viene, ahí viene, ahí viene el tren.


 

Ahí viene el tren, ahí viene el tren,

el que es soldado siempre jala su costilla;

y ahí donde ven, y ahí donde ven

los oficiales también traen su movidilla.

Ahí viene el tren, ahí viene el tren,

entre el humito devisé ya a Pancho Villa,

trae paliacate, su sombrero

y un semblante rete fiero,

¡qué bigotes de aguacero se le ven!

Tiemblen, pelones,

Que’ ora sí tendrán panteones

porque ahí viene, ahí viene, ahí viene, ahí viene el tren.


 

Ahí viene el tren, ahí viene el tren,

de los pelones ya está cerca de una milla;

ya no se ven, ya no se ven,

creo que se jueron a rezar hasta La Villa.

Ahí viene el tren, ahí viene el tren,

el maquinista ya empezó a meter los frenos;

ya los fusiles se disparan,

ha empezado la metralla.

¿Por qué corren si nomás llegó su tren?

Ya se bajaron los rurales,

no le saquen, federales,

que pa’ stedes vino, vino, vino el tren


 

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José Emilio Pacheco /Alta traición
 

No amo mi Patria.

Su fulgor abstracto es inasible.

Pero (aunque suene mal) daría la vida

por diez lugares suyos, cierta gente,

puertos, bosques de pinos, fortalezas,

una ciudad deshecha, gris, monstruosa,

varias figuras de su historia, montañas

(y tres o cuatro ríos).


 

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Jorge Fernández Granados /Exilio
 

Algún día estaré contigo donde un ala

sea la errante evidencia del milagro,

en una patria que el viento dispersó,

una tierra que nos vio caer

para olvidarnos.


 

Algún día despertaremos ahí,

a un lado de la luz, como los pájaros,

tal vez viajeros en la niebla

con una rama de olivo entre los dedos,

cansados de esperar, obedecer y morir,

salvajes como el dios de nuestra infancia.


 

Algún día, cuando la maldición del tiempo se termine,

tocará nuestra frente el agua de un umbral perdido.

Ese día estaremos de regreso.


 

* *     * * *   * *


 

Juan Bañuelos /Aquí en México

 

Aquí en México escribo estas palabras.

Juan me llamo:

No soy nadie

y soy el pueblo.

Fui gemelo y por dos me voy muriendo.

Aquí en México escribo estas palabras,

les doy ocupación el día que cumplo años.

Les doy su justo nacimiento.

El día que cumplo engaños

soy un propósito de tiempo.

Las palabras son hijas de la vida.

Sufren, paren; también tienen sus muertos.

Y en la honda capital de la miseria

las armé de fusiles y de verbos

(En esta patria muda, perseguida,

donde hasta el aire mismo va a dolernos).

Yo fui el autor;

lo que suena a dolor me suena a pueblo.

Nací en el sur. mi nombre:

Juan Bañuelos.

 


 

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Eduardo Lizalde /Atención activistas

 

El principal deber

de un revolucionario

es impedir que las revoluciones

lleguen a ser como son.






 

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Cato, S, Orduña, F, Ponce, A, (2008), 100 poemas mexicanos en papel revolución, México, Gobierno del Distrito Federal.

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/que-agita-apenas-la-palabra-la-poesia-mexicana-frente-a-la-revolucion/html/aeb16be4-ed20-468f-991c-ae5497a47322_4.html

 

 

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