The Invisible Man

THE INVISIBLE MAN

La mujer temerosa

Leigh Whannell escribe y dirige una nueva adaptación de la novela de Herbert George Wells escrita en 1933. Nos encontramos ante una adaptación libre donde quizás lo único que coincide con la obra original sea que un hombre guiado por su ambición encuentra la forma de hacerse invisible y con ello inicia una serie de sucesos trágicos que lo guiarán a un fatídico destino.

De entrada nuestro protagonista no es el hombre que da título a la película, sino una mujer, su esposa Cecilia quien una noche cansada de ser violentada constantemente por él decide abandonarlo administrándole una dosis de benzodiacepinas para poder salir de su prisión. Días después se anuncia la noticia de que su esposo ha muerto, presuntamente a causa de suicidio, pero las situaciones que experimenta a partir de ese día le hacen creer lo contrario. 

Es así como Whannell actualiza la historia que conocemos trasladándola a la época actual: Cecilia es una mujer que busca sentirse liberada. Y es así como el hombre invisible no sólo es su esposo abusador, es también la sociedad que controla su forma de comportarse, la forma en que se viste, las palabras que debe utilizar e incluso los alimentos que debe consumir. Es una mujer oprimida.

Invisible

En la búsqueda de su libertad es apoyada por su hermana y un amigo cercano, pero cuando por sus acciones y declaraciones se pone en tela de juicio su estabilidad mental los que antes eran sus aliados comienzan a dejarla sola, es momento de pedir ayuda a alguien más. Y lo hace, pero sin éxito, nadie cree lo que dice y todo la incrimina, es un escenario que al menos en nuestro país se repite quizás día tras día.

Es allí donde encontramos algo innovador en esta película, además de que ahora el hombre invisible lo es completamente pues no hay ropa ni vendas que den forma a su rostro o a su cuerpo y eso lo hace aún más aterrador, porque tenemos miedo a lo desconocido, porque tenemos miedo a lo que no vemos o entendemos.

El sonido y la banda sonora crean una atmósfera asfixiante que dotan de tensión las escenas principales. Mención aparte para una gran Elizabeth Moss que carga con toda la película y lo da todo como la Cecilia que busca su libertad, su rostro nos transmite lo que siente su personaje: miedo, inseguridad, alegría, triunfo.

Cecilia como se dijo al principio buscará su liberación a toda costa y quizás al final lo logre, la mujer temerosa del inicio ascenderá victoriosa, ya no tiene miedo, ha vencido o ha perdido todo, será opinión de quien lo mire. 

“El Hombre Invisible” continúa en cartelera comercial y será una buena opción para pensar quién es más ignorado: el hombre que no se ve o la mujer que vemos pero no ayudamos.