Pedro Páramo:
50 años
Juan Rulfo es uno de los más importantes referentes de la literatura mexicana de todos los tiempos, incluso algunos escritores lo colocan como el máximo exponente de las letras nacionales a pesar de únicamente haber publicado dos libros, El llano en llamas y Pedro Páramo.
Nacido en Apulco, Jalisco en 1918, Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno fue escritor, fotógrafo y guionista; en sus obras se presenta una combinación de realidad y fantasía cuya acción se desarrolla en escenarios rurales y posrevolucionarios de México. Caracterizado como una leyenda de México, que se reconocía como un individuo sombrío, insociable, enigmático, escritor de los cuentos El llano en llamas y la novela Pedro Páramo, evidencian aportes a la literatura hispanoamericana y mundial, que muestra tradiciones cristianas e indígenas mostrando diversas situaciones socioeconómicas de pueblos con carencias, falta de oportunidades, de soledad, relación naturaleza y hombre, formas de composición humana, ejemplos de relaciones entre el hombre y el mundo, de realidades concretas y medioambientales. Juan Rulfo, era silencioso, realista, celoso de su intimidad, crítico, creativo, escribió monólogos, cuentos costumbristas y novelas.
La obra de Rulfo, y sobre todo Pedro Páramo, es el parteaguas de la literatura mexicana que marca el fin de la novela revolucionaria, lo que permitió las experimentaciones narrativas, como es el caso de la generación del medio siglo en México o los escritores pertenecientes al boom latinoamericano.
El autor concibió la idea de la obra a finales de los años 40 y, tras recibir una beca del Centro Mexicano de Escritores, publicó adelantos de la misma de 1953 a 1954 en diversas revistas bajo los títulos preliminares Una estrella junto a la luna y Los murmullos. El manuscrito final fue presentado al Fondo de Cultura Económica, editorial que publicó su primera edición en 1955.
La novela inicia con el relato del personaje principal Juan Preciado, quien le prometió a su madre en su lecho de muerte, que regresaría a Comala para reclamar a su padre, Pedro Páramo lo que en su momento no les dio. Preciado, cuyo nombre no conocemos hasta avanzada la novela, sugiere que no tenía intenciones de cumplir esta promesa hasta que comienza a tener sueños e ilusiones que finalmente lo inducen a viajar. Su narración está fragmentada y se ve mezclada con diálogos de su recientemente difunta madre, Dolores Preciado. También se ve interrumpida y reemplazada por una línea narrativa en primera persona que aparentemente es de Pedro Páramo. Preciado se encuentra con varias personas en Comala, a quienes, en determinado momento, comienza a percibir como muertas.
Mientras que la brocha descriptiva de Juan Preciado, se presenta en forma más o menos lineal, la de Pedro Páramo aparece en desorden e insertada por fragmentos en la de aquel.
En contra de la opinión generalizada de situar a Pedro Páramo dentro del grupo de novelas que abordan la Revolución Mexicana, el mismo Rulfo, en entrevista con Máximo Simpson, la ubicó dentro de los libros con temática humana:
"El amor hacia Susana San Juan era lo único limpio en aquella existencia tan trafagueada. Susana pesaba más en su conciencia que sus crímenes, los cuales sólo habían sido un instrumento para alcanzar el poder. Susana San Juan era el único símbolo de redención que le quedaba, la única forma tangible y hermosa por la cual hizo tantas atrocidades. Ella significaba su perdón, así que al perderla se sintió el más desventurado de los seres humanos. ¿O no cree usted que para algunas personas ciertas mujeres son como un trasunto del cielo, y quizá hasta el cielo mismo?"
Gabriel García Márquez escribió, al recordar su primera lectura de la novela:
"Álvaro Mutis subió a grandes zancadas los siete pisos de mi casa con un paquete de libros, separó del montón el más pequeño y corto, y me dijo muerto de risa: ¡Lea esa vaina, carajo, para que aprenda! Era Pedro Páramo. Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí la Metamorfosis de Kafka en una lúgubre pensión de estudiantes de Bogotá —casi diez años atrás— había sufrido una conmoción semejante."
Desde el punto de vista técnico, Pedro Páramo se sirve magistralmente de las innovaciones introducidas en la literatura europea y norteamericana de entreguerras (Proust, Joyce, Faulkner), línea que en los años 60 seguirían Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Ernesto Sábato, Carlos Fuentes y otros autores del Boom.
De este modo, aunque la novela se plantea inicialmente como un relato en primera persona en boca de su protagonista, pronto se asiste a la fragmentación del universo narrativo por la alternancia de los puntos de vista (con uso frecuente del monólogo interior) y los saltos cronológicos. Rulfo escribió también guiones cinematográficos como Paloma herida (1963) y otra excelente novela corta, El gallo de oro (1963). En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura de México, y en 1983, el Príncipe de Asturias de la Letras.
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